John Maeda es una de las personalidades más importantes en explorar el potencial artístico y visual del ordenador como herramienta
 
 
 
 




Durante las últimas dos décadas, el artista, diseñador y educador nipón-estadounidense John Maeda ha sido una de las personalidades más importantes en explorar el potencial artístico y visual del ordenador como herramienta, y del código informático como materia de trabajo. Desde su posición como fundador del fundamental Grupo de Computación y Estética del Medialab del MIT (1996-2003) Maeda ha promovido un acercamiento humanista a la tecnología que replantee nues-tra relación con el medio digital, que se aleje de la intimidadora complejidad del "software" y base los principios de interacción entre ordenador y usuario en la simplicidad y la cercanía.

Maeda representa como ningún otro artista antes que él una figura en clara ascendencia en el ámbito de los nuevos medios: la del artista-programador, cuya carrera se ha desarrollado exclusi-vamente en el ámbito digital y además es capaz de expresarse por completo en el lenguaje natu-ral del medio: el código informático. Gracias a su educación híbrida (se licenció en informática por el Instituto Tecnológico de Massachussets y en Bellas Artes por la Universidad de Tsukuba en Ja-pón), Maeda fue uno de los primeros que entendieron que para explorar con completa autonomía y sin limitaciones las posibilidades expresivas del medio digital, debía ser capaz de prescindir de herramientas de software comerciales y de colaboradores técnicos, y dominar los lenguajes de programación avanzada necesarios para desarrollar una visión estética propia. Maeda hizo de es-ta idea la piedra angular de su labor docente en el Medialab del MIT. De entre sus alumnos ha surgido toda una generación de creadores de repercusión internacional con formación tanto cientí-fica como artística, como Golan Levin, Ben Fry o Casey Reas.

En su primera etapa el trabajo de Maeda se caracteriza por introducir una sensibilidad poética y llena de humor en unas piezas digitales que plásticamente tienen una clara conexión con movi-mientos pictóricos del siglo XX como el suprematismo. Una de sus obras más conocidas, The Re-active Square, expresa con claridad su compromiso con la simplicidad: un cuadrado negro que alude a la célebre obra de Malevich baila y cambia de forma en respuesta al sonido de nuestra voz. Su trabajo más reciente, (como las piezas de su exposición individual Nature en la Fundación Cartier de Paris) supone una renovación de visión estética a través de lo que ha llamado "pos-digital", un acercamiento al espíritu dinámico del expresionismo abstracto que incorpora al plano digital elementos y dinámicas orgánicos y una fascinación por los procesos de la naturaleza.

"Lo pos digital tiene que ver con procesar lo ambiguo y lo incorrecto. Frente a un pedazo de papel arrugado, los humanos somos capaces de ver diez cosas diferentes en él; el ordenador, normal-mente, sólo una. Creo que cuando los ordenadores sean más avanzados crearán conjeturas, y serán capaces de emitir pensamientos que no sean binarios. Lo pos digital es cuando el ordena-dor se vuelve tan humano como nosotros - cuando se vuelve tan analógico como nosotros."

 

Texto: José Luis de Vicente