ETERNAL GAZE supone un hito dentro de la historia de la animación digital independiente. Casi todo resulta poco habitual en esta producción; desde su formato –dieciséis minutos de imágenes sin diálogos, donde la historia es conducida por la música- hasta el blanco y negro de sus imágenes y su elección clásica de movimientos de cámara, completamente alejados de las piruetas visuales habituales en el género. Pero lo más destacable sin duda es la audaz elección de un tema que podría parecer completamente inadecuado para una pieza de animación en 3D. Eternal Gaze cuenta la historia de los últimos nueve años de vida del torturado escultor italiano Alberto Giacometti. La película es tanto una oda a un hombre y a su arte como una reivindicación de su legado, para su autor uno de los más importantes e ignorados de la historia del arte del siglo XX.

La pieza debe su existencia a la fascinación inagotable por la obra de Giacometti del animador californiano Sam Chen. En 1999 Chen estudiaba en la Universidad de Stanford y tuvo que leer como parte de una tarea de clase, “Un retrato de Giacometti”, el relato de un modelo que había posado durante dieciocho días para el artista. Deslumbrado por la historia, Chen comenzó a investigar cada detalle de la vida del escultor, a la vez que fotografiaba sus obras expuestas en el MOMA de Nueva York. Tras seis meses para escribir el guión, Chen comenzaba un proceso creativo que ha durado casi tres años y en el que ha estado acompañado solamente por un colaborador, el músico Jamey Scott.

Consciente de que el tono de la historia debería ser más parecido al de un documental que a un “cartoon”, Chen se preocupó especialmente por ser históricamente fiel tanto en los detalles de la historia como en la recreación de escenarios y objetos. El estudio del artista en que transcurre la acción es una réplica del original diseñado a partir de fotografías. Para el animador, era especialmente importante que las quince esculturas de Giacometti que aparecen en el cortometraje fuesen reproducciones exactas de las originales, fieles sobre todo en la apariencia rugosa de su textura metálica. Se utilizaron tres modelos diferentes del personaje de Giacometti, para reflejar los nueve años que pasan entre el comienzo y el final de la historia. Toda la animación se realizó a mano, prescindiendo de técnicas de captura de movimientos.

Eternal Gaze recibió el Premio al Mejor Cortometraje Animado en la edición 2003 de SIGGRAPH.

Texto originalmente publicado en el catálogo de ArtFutura 2003.

Sam Chen es cineasta y animador independiente.