Cinco de las diez películas más taquilleras de la
historia llevan su firma. Han hecho posibles
imágenes
icónicas que permanecerán imborrables en las retinas
de los espectadores que crecieron con ellas: desde el ataque de
las naves rebeldes sobre la
Estrella de la Muerte, a los
dinosaurios más reales que se hayan visto jamás
en una pantalla. Sin olvidar por supuesto la secuencia imposible
en que
Tom Hanks estrecha la mano del
presidente Kennedy,
o la inolvidable silueta de
E.T. el Extraterrestre y su amigo
Elliot recortada contra la luna. Industrial Light & Magic, ILM,
es mucho más que la
mayor compañía de efectos
especiales del mundo. Su legado ha cambiado por completo la
manera en que se ruedan las películas, el vocabulario visual
a disposición de los directores, y hasta el estatus ontológico
de la imagen en la cultura contemporánea.
Es difícil exagerar la influencia que ILM ha ejercido
sobre la industria y el arte del cine en las últimas tres
décadas. Los científicos, artistas y creativos multidisciplinares
que George Lucas reunió en el norte de California
a mediados de los 70 para hacer posible el sueño de su
saga galáctica dotaron a directores como Spielberg,
Zemeckis o el propio Lucas de los recursos visuales que necesitaban
para reinventar Hollywood. El resultado ha sido el modelo de cine
espectáculo de alcance global que ha dominado las taquillas
de todo el mundo hasta nuestros días. Pero ILM ha sido
además uno de los más importantes laboratorios de
investigación y desarrollo de tecnologías de la
imagen. Las posibilidades que sus técnicas y herramientas
han abierto han cambiado la manera de hacer cine al menos en la
misma medida que el procesador de textos ha cambiado la manera
de escribir novelas, influyendo hasta a directores en las antípodas
del cine de grandes efectos. (Entre los cineastas que han pedido
ayuda a ILM más de una vez en los últimos años
está, por ejemplo, Woody Allen). Por último,
desde que la emplease por primera vez en 1982 en la segunda entrega
de "Star Trek", la casa de Lucas ha sido quizás
la principal impulsora de la animación por ordenador como
disciplina creativa. La síntesis de imagen se ha convertido
hoy en día en una industria inmensa que da trabajo a decenas
de miles de artistas en todo el mundo y está presente en
todos los ámbitos de la producción audiovisual.
El 2005 ha sido un año especial dentro de ILM.
La Saga de Star Wars, la serie de películas que
motivó la creación de la compañía
treinta años antes, concluía para mostrar al fin
el hecho central en la mitología galáctica: la caída
de Anakin Skywalker al lado oscuro y su transformación
en Darth Vader. Como correspondía a la ocasión,
los mejores hombres de Lucas se han volcado en el proyecto más
complejo que hayan abordado jamás en un espectáculo
visual con pocos precedentes. El Episodio III supone la
culminación de todas las técnicas desarrolladas
para las dos entregas anteriores: incontables escenarios digitales
de gran diversidad, cada vez más actores virtuales, e infinidad
de elementos diferentes que ocupan cada rincón de cada
plano.
"La Venganza de los Sith" no ha sido el único
proyecto ambicioso ejecutado por ILM este año. Si las películas
de Lucas son, por razones obvias, las que más esfuerzos
exigen a los hombres de la compañía, no le van muy
detrás las de su otro realizador insignia, Steven Spielberg.
La nueva versión del clásico de H.G Wells "La
Guerra de los Mundos" exigía un tratamiento distinto
al habitual en las grandes producciones de efectos especiales,
más sutil y realista, que ocultase entre las sombras los
terrores que la historia esconde. La tarea exigió doce
intensas semanas de trabajo de cientos de animadores liderados
por dos de los supervisores de efectos visuales más prestigiosos
de la compañía, el legendario Dennis Muren
y el argentino Pablo Helman.
A punto de entrar en su cuarta década de vida, ILM promete
seguir ofreciendo espectaculares alardes visuales por descubrir.
Desde sus flamantes nuevas instalaciones en San Francisco,
a las que se ha trasladado recientemente después de toda
una vida oculta en una gran nave industrial sin identificar, la
compañía trabaja ya en hasta doce nuevas producciones
que se estrenarán a lo largo del próximo año.
Fundada en 1975 por George Lucas para crear el rico universo
de la trilogía de "Star Wars", Industrial Light
& Magic es sin duda la compañía de efectos visuales
más importante del mundo. Catorce Oscars, más de
doscientas películas a sus espaldas, y sus cruciales aportaciones
a disciplinas como la síntesis de imagen por ordenador
han convertido a ILM en uno de los protagonistas más importantes
del cine de las últimas tres décadas.
El argentino Pablo Helman es uno de los actuales supervisores
de efectos visuales de ILM, (el escalafón superior dentro
de la industria de los efectos especiales). Ha trabajado en la
segunda trilogía de "Star Wars" y en producciones
como "Apollo XIII", "Salvar al Soldado Ryan",
"Contact" o "Parque Jurásico II: El Mundo
Perdido". Como supervisor de efectos visuales, ha sido uno
de los principales responsables de la reciente "La Guerra
de los Mundos".
Texto originalmente publicado en el catálogo de ArtFutura
2005.